La psicología tiene en cuenta aspectos del ser humano como la emoción, inteligencia, percepción, atención, motivación, personalidad, funcionamiento del cerebro, relaciones personales, y nosotros, los psicólogos, utilizamos las herramientas necesarias para explorarlos.
La psicología fusiona el método científico con el arte. El arte de escuchar, interpretar, analizar, empatizar y sentir como la persona que tenemos en frente. El artista abstrae de un paisaje las luces y sombras, movimientos, sonidos y silencios, olores, claridad y tiniebla, es decir, todo lo positivo y negativo de la realidad interpretada que plasmará en un cuadro. El psicólogo tratará de abstraer también las luces y sombras con los miedos, alegrías, vocaciones,... del paciente y le enseñará la obra hasta ese día de su vida para hacerle consciente de ello. Juntos, mantendremos, cambiaremos y matizaremos la obra.
El mundo en el que vivimos nos rodea de estímulos y creencias basadas en la culpabilidad por sentir placer. No vivimos el momento lamentándonos por aspectos del pasado y preocupándonos por el futuro. La sociedad muchas veces nos asemeja con máquinas de trabajar sin tan siquiera poder dormir las horas que necesitamos. A menudo nos sentimos avocados a soportar a un jefe con cambios de humor, los telediarios no hacen más que recordarnos la situación de crisis que vive nuestro país,... pero ¿Qué ocurre con nuestro placer? ¿Cómo nos afecta todo esto en el sexo? ¿Nos sentimos realmente libres en la cama? ¿Estamos satisfechos? ¿Nos abandonamos al placer y le dedicamos el tiempo que se merece, o mejor dicho que nos merecemos? O ¿Creemos en realidad que merecemos ese placer? ¿Qué nos ocurre?
Esto se puede aplicar tanto al individuo soltero, en pareja o en su modo de entender su relación/es. El sexólogo acompañará al individuo/os a sortear las piedras del camino que impiden seguir con su sexualidad de una manera satisfactoria. En las relaciones no hay que buscar culpables, simplemente entender qué está ocurriendo y cómo solucionarlo.